Belén Esteban en mi casa

Os contaré la mañana que me encontré a Belén Esteban en el salón de mi casa.

Puerta

Una mañana al despertar y salir de mi habitación me di de bruces en mi estrecho salón con la mismísima Belén Esteban, alias la princesa del pueblo. Creo que mi cara de susto fue más por la ausencia de maquillaje en su rostro- o al menos no en su lugar habitual- que por la escena propiamente dicha. Ella me miraba con ojos intravenosos, como si hubiera descubierto en mí al último superviviente de un planeta lejano. Yo la miraba con incredulidad como si ella fuera la última y maltrecha esperanza de una raza que nos invadía. No había palabras, ni gestos raros, ni movimientos bruscos que provocaran una reacción que no nos satisfaría a ninguno de los dos. Creo que nos dábamos miedo.

¿ Podría retroceder y encontrarme de nuevo en mi cama como si nada hubiera pasado? ¿ Podría ella desaparece si me frotaba los ojos? ¿ Era esto real? Los segundos pasaban y la escena de westerm seguía presente en mi exiguo salón-comedor-cocina, y ahora albergue para desconocidos famosos, multimillonarios, razas de otro mundo. No me salían las palabras, ella no sé si las tenía.

La última vez que había visto a Belén Esteban era en la revista del baño y por cierto, hacía mejor cara, pero su conversión del papel a piel ha sido peor que la de la peseta al euro para los españoles.
En esto que un ruido ajeno a nosotros se intuye por el lateral. Es una cadena de water que rompe en el silencio incómodo, titititittttttttttttttttiiiiiii nananaaaaaaaaaa. Ella no dice nada, yo no digo nada. La puerta del baño anuncia una incipiente aparición.  Si sale Terelu que me incineren. Ambos giramos la mirada pero no el cuello, como si quisiéramos mantenernos atentos ante cualquier movimiento extraño del contrario. La tensión se palpaba. Aproveché la distracción para realizar un rápido frote de ojos y así intentar aclarar la realidad del momento. Se confirma, es Belén Esteban.
La puerta del baño se abre. ¡ Coño! Es mi compañero de piso.
¿Pues no sale el amigo del baño con tan sólo una toalla, se acerca a la princesa del pueblo, que ya no me mira y sí lo hace a la prenda improvisada de mi compañero de piso, y se plantan un beso sin miramientos?
Ya me froto los ojos con los codos, hasta el punto que creo que me quedo sin ojos y sin codos. Tengo una escena del Hola en el saloncito de mi casa. 
La pareja se magrea insistentemente en el sofá, les da igual mi presencia. Las manos de mi compañero de piso parecen las de un pobre ciego que ha caído en un terreno desconocido. Belén Esteban no las mueve, ha elegido un lugar clave, el culo de él. Sí, sigo petrificado.
Por fin los amantes de Teruel se incorporan. Él ya sin toalla, para que… Ella ya sin carmín y con las bragas en la mano, caminan hacia la puerta.

Parece que hay tiempo para un último frotamiento impulsivo, carnal, desairado, impetuoso y televisivo antes de despedirse con una sonora palmada de la ex del torero en el culo de mi compañero de piso.
.- ¿Te has follado a Belén Esteban?
.-Jajaja¡Qué dices! Anda, ponte las las gafas.Que cada día ves menos….pero ahora que lo dices se parecía….

Real.

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