El hombre más feo del mundo.

¿Y si fuera el hombre más feo del mundo? Aquel al que las mujeres no miran nunca, invisible, que no causa nada más que indiferencia y desinterés. Que tú, ella, la de ayer, la de hoy o mañana pueda pasar junto a mi y sí, me vea, sí, sabe que estoy ahí, y sí, me nota, pero quisiera todo lo contrario: mi ausencia. Un hombre feo al que se le ignora por decisión propia, como cuando pasamos junto a un mendigo en la calle, y sabemos que está ahí, le percibimos, pero decidimos pasar a su lado sin conceder ni la acción de nuestra mirada como si de esa manera dejara de existir al menos durante nuestra presencia.

El hombre más feo del mundo junto al mar.
El hombre más feo del mundo junto al mar.

El hombre más feo del mundo- por dentro y por fuera- puede que sea yo. O quizá todos lo hemos sido, somos o seremos en algún momento de nuestra vida. Lo feo no nos gusta, nos repele, incluso hasta puede llegar a ser objeto y víctima del ridículo particular o general. Sí, quizá estos meses soy ese hombre, el más feo del mundo.

Un hombre feo es aquel carente de aptitudes para la atención positiva, un hombre feo desoye las inclemencias del mundo, las siente. Una eterna borrasca se sitúa sobre sus hombros, dentro de su mente, es su fiel compañera para llevarlo directo al rincón de la carencia. Carencia de autoestima, la primera, carencia de cariño del que se demanda no del que nos ofrecen que son distintos. Carencia de motivaciones para abandonar esa fealdad y situarse en un papel más optimista, con más credibilidad en uno mismo.

Quizá existe el término anorexia emocional o quizá mas apropiado, el de la bulimia de autoestima. Expulsar todo aquello que tiene un atisbo de ser bueno para nosotros. ¿Quizá el feo quiere seguir siendo feo porque en el mundo de los guapos no existe ni sitio? Un hombre feo, quizá el que yo soy, se convierte en aquello de lo que huye, 

¿Cómo salgo de ocupar el puesto del hombre más feo del mundo? ¿qué posibilidades tengo de salir a la superficie y respirar? ¿ de no ahogarme ante mi propia imagen proyectada en un espejo? Lo malo de un hombre feo es cuando lo es en soledad, cuando somos conscientes de nuestra ausencia de atractivo, de nuestras carencias, de nosotros. Un día tuvimos autoestima, un día disfrutamos de su eterno zumo vitaminado, pero incluso esas propiedades desaparecieron, y con ellas, lo hicimos también nosotros.

El hombre más feo del mundo un día, durante un tiempo se creyó el más guapo, el más bonito, el que más irradiaba energía. Sólo un hombre guapo puede convertirse en el hombre más feo del mundo.

Al hombre más feo del mundo, no le queda otra que expresar su fealdad a través de su inconformidad, aullar sin descanso mientras relame sus heridas. El hombre más feo del mundo es un solitario forzado a ello, para el que las ausencias de los demás se convierten en ausencias de uno mismo. El hombre más feo del mundo es quizá un hombre guapo, activo, incluso divertido, pero que ni tan siquiera te has parado a pensar que él se ve en un espejo distorsionado que acaba distorsionándolo a él mismo.

El hombre más feo del mundo soy yo. No busques más, al menos me queda ese título. Título honorifico e intransferible que sólo uno mismo se puede otorgar y al mismo tiempo, desprender.

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